Tema:

 

Horóscopos y Astrología


 

Objetivo:

 

El grupo reconocerá a la astrología y lectura de horóscopos como prácticas falsas y fraudulentas, carentes de toda ciencia.    Comprenderán la importancia de poner la fe única y exclusivamente en Dios.

 

 

Propósito:

 

·        Comprobar ante el grupo lo falso y erróneo de estas prácticas agoreras.

·        Analizar la conducta humana que recurre a “otros dioses” en vez de poner su confianza en el único y verdadero Dios.

·        Distinguir lo altamente negativo de estas prácticas tan difundidas hoy en día, a la luz de lo que nos enseña la Iglesia.

 

 

Duración:

 

Una hora con quince minutos.

 

Materiales:    Lleve dos periódicos del mismo día (preferentemente del día de su sesión), de la sección de horóscopos.  

 

Estructura de la Sesión:

 

INTRODUCCION

 

1.      Oración inicial del grupo.

 

2.      Presente el tema y el objetivo.     Comente:    les voy a hacer una pregunta y les pido que la respondan sinceramente, no va a haber regaños ni nadie va a hacer comentario al respecto.   La pregunta es  “¿Alguna vez han leído horóscopos, o asistido a sesiones para que les lean cartas, café, la mano, o cosas así?   (Escuche sus respuestas.   Probablemente más de la mitad conteste afirmativamente, y quizá, la mayoría de estos, dirá que sólo por curiosidad).

 

 

CONTENIDO

 

3.      Es patente la extensión que este fenómeno tiene en nuestros días.    Casi no hay diario o revista que no incluya entre sus columnas, aquélla dedicada al horóscopo; en algunos países hay canales de televisión dedicados exclusivamente a temas astrológicos y esotéricos con programas al respecto, y lo mismo se diga de la radio   (Si en su ciudad o país hay alguno, haga referencia a esos programas).   La literatura sobre el tema es muy abultada.   Es más, hoy en día los horoscopistas se presentan como «profesores», «licenciados en ciencias ocultas», «especialistas en ciencias parapsicológicas».    La experiencia nos muestra que gran parte de nuestros contemporáneos si no consultan sus respectivos horóscopos convencidos de su exactitud, lo hacen al menos concediéndoles el privilegio de la duda: «no es que yo crea en el horóscopo, pero algo de verdad debe tener ¿no?».  

 Y de hecho un dejo de consuelo les queda cuando leen allí pronosticado: se está por iniciar para usted una nueva etapa; pronto hallará anheladas respuestas; diez puntos en salud; los rosados influjos del amor no han logrado atemperar su fuego combativo; como todo felino tiene siete vidas y luchará valerosamente; aproveche el momento, sobre todo el financiero; la relación con los socios y con la pareja es muy buena; etc.



Los hombres, para vivir, necesitan la esperanza, y cuando pierden la que nace de la fe verdadera, están dispuestos a creerle al primero que les prometa un venturoso porvenir.

El mundo quiere ser engañado, dice un antiguo proverbio.

 

¿Qué podemos decir de esto? El horóscopo es un desprendimiento de la antigua astrología, no de la astrología natural, que es madre de la actual astronomía, sino de la astrología judiciaria, que se empeñaba en descubrir la influencia de los astros sobre el destino de los hombres y de las cosas. En tal sentido, hay que colocarlo dentro del fenómeno de las «artes adivinatorias», puesto que, como su nombre mismo lo indica (oros-scopeo, examinar las horas), el horóscopo designaba originariamente la observación que los astrólogos hacían del estado del cielo en el momento del nacimiento de un hombre pretendiendo con ello adivinar los sucesos futuros de su vida. Para mayor exactitud, el horóscopo designa el mapa con la posición de los planetas en un instante dado por su relación con el Sol y la Tierra. Por derivación se llama también horóscopo a las predicciones que pretenden sacarse de tal observación.

 

En todos los tiempos el hombre ha sentido el interés por conocer el porvenir, y en los tiempos de decadencia religiosa, tal interés se ha transformado en obsesión.

 

Es cierto que la luna y el sol y los planetas cercanos, ejercen cierta influencia por gravedad, sobre la marea, el clima, etc.    Pero, de hecho, la persona que está junto a ti está ejerciendo más fuerza gravitatoria que cualquier estrella.

Los astros de ningún modo pueden servir para predecir los actos futuros libres de los hombres:   DIOS NOS HIZO LIBRES de determinar nuestra vida.    Si Dios no determina mi vida ¿lo va a hacer una estrella?

 

Afirmar otro tipo de influencia y, peor aún, pretender determinar los hechos futuros a partir de los astros, plantea necesariamente la negación de la libertad humana, de la Providencia Divina, y afirma, por el contrario, el fatalismo y la predestinación absoluta. Por ello, la astrología puede constituir herejía (si presupone la negación de la libertad y la Providencia), superstición e idolatría (si conlleva la adoración de los astros), o simplemente vana observancia, es decir, el recurso a medios desproporcionados para obtener un efecto en sí mismo natural (como en el caso de las consultas a los modernos horóscopos).

 

Por otra parte, las estrellas como hoy las vemos, realmente es como estaban hace miles o millones de años.   Puede ser que la estrella que estamos viendo ya ni siquiera exista, que haya explotado hace 10,000 años, pero la luz de la explosión no nos llegará hasta mucho después.    ¿Cómo entonces podría estar influyendo algo que ya no existe?    La estrella más cercana está aproximadamente a 3 años luz de nosotros, por lo que si hoy explotara, no veríamos la explosión sino hasta 3 años después.

 

En cuanto a los horoscopistas, adivinos y astrólogos (licenciados o no en ciencias ocultas y parapsicológicas), hay que decir que la gran mayoría son vividores que se aprovechan de la credulidad de mucha gente (¿No dice el libro del Eclesiástico 1,15: el número de los necios es infinito?). Otros, forman parte convencida de la moderna seducción por el ocultismo, de la fascinación por lo misterioso y de la búsqueda de lo asombroso como alternativa a su fe superficial o vacía. Algunos, por último, practican la astrología como parte del culto a los demonios, y es por la intervención de estos últimos que algunos «astrólogos» son capaces a veces de «predecir» algunos hechos futuros, por cuanto los demonios a quienes recurren, siendo ángeles (aunque caídos), conocen mejor que los hombres la relación entre las causas y los efectos naturales, así como tienen una gran experiencia del obrar humano, con sus debilidades y miserias. Pero todas sus «predicciones» sobre los actos futuros libres de los hombres no son más que conjeturas (Si ocurrió esto y aquello, y dado que esa persona es así, la probabilidad de que ocurra esto sería de…).

 

Por eso decía ya el Profeta Jeremías (10,2): No temáis por los pronósticos celestes, pues son los paganos los que temen de ellos;    y el Levítico (19,31): No acudáis a los que evocan a los muertos ni a los adivinos, ni los consultéis, para no mancharos con su trato.



La Iglesia ha hablado sobre este tema desde antiguo condenando la creencia en la astrología, por ejemplo el Concilio de Toledo del año 400, o el Concilio de Braga del 561. El juicio del Magisterio de la Iglesia puede resumirse en lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica.


«Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone “develan” el porvenir. La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a “mediums” encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios».

Todo género de adivinación, en definitiva, nace de la falta de fe en el Dios verdadero; y es el castigo del abandono de la auténtica fe.

 

4.      Presentar periódicos.     Lo prometido es cumplido.   Dijimos al principio que probaríamos que los horóscopos no tienen nada de científico, que son falsos y deben rechazarse.     Vamos a hacer un pequeño experimento, les voy a hacer unas preguntas, yo sé que son sencillas y muy obvias pero les pido que las contesten:   Pregunte a uno “¿cuántos son 5 + 2?”, luego pregunte a otro  “¿Cuántos son 2 + 5?”, luego a otro “¿Y 4 + 3?”, luego a otro “¿Y 9 menos 2?” .    Las matemáticas son ciencia, son exactas, el resultado es predecible e invariable.   De la suma de 5 más 2 siempre resultará 7, lo mismo de 4 más 3.    La ciencia es precisa.    La astrología, si fuera científica, si fuera cierta, si fuera una ciencia, arrojaría los mismos resultados.    Vamos a revisar la sección de horóscopos de estos dos periódicos del mismo día…     (Para ejemplificar la dinámica usaré los periódicos Metro y Extra, ambos de Monterrey, del día 15 de julio del 2000.   Usted debe usar los propios a su ciudad y fecha).

Pida la fecha de nacimiento de algún participante y léale su horóscopo según el primer periódico:   Libra.-  La luna también te da la espalda y sentirás que la mala suerte te persigue, pero tal cosa no existe, simplemente son los planetas que te provocan situaciones a las que no estás acostumbrado(a), pero algunos aliados como Urano y Neptuno las suavizarán hoy y mañana.    Ahora del segundo periódico:  Libra.- Trate de no perder el sentido del equilibrio y déle a todo, la importancia que realmente tiene y merece, sin aumentar ni disminuir nada.    Usted es perfectamente capaz de hacer un análisis de la situación y resolver lo más conveniente.

 

Como vemos, si fuera una ciencia exacta, los dos horóscopos deberían decir lo mismo, y no fue así.    Y lo que es más, en realidad no nos dicen NADA, pero NADA.   Lo que mencionan son verdades de perogrullo (lea otro signo).    “Acuario.-   Debe estar mejor informado y estudiar más, antes de entrar en problemáticas con gente que evidentemente sabe más que usted en su profesión”.    Esto es obvio, cualquier persona que quiere discutir sobre cierto punto, debe estar bien informado pues de lo contrario no podrá defender su punto, pero eso no es propio de ACUARIO, sino de cualquier ser humano.     Otro ejemplo:   “Capricornio.-   Evita pelear por cosas que no valen la pena”.   ¡No me digas, qué gran novedad!    Nadie en el mundo debe discutir o pelear por cosas que no valen la pena.       Un ejemplo más:    “Géminis.-  La impulsividad, los gritos y apresuramientos al tomar determinaciones no le van en nada positivo”.    Ajá, muy bien, sí, nada más que eso es válido, nuevamente, para cualquier ser humano en cualquier momento.     

 

 

CONCLUSION

 

5.      Los horóscopos

>        No pueden determinar tu vida.    Eres libre.   Dios nos hizo libres y ni siquiera Dios quebranta nuestra libertad; mucho menos lo puede hacer un planeta o una estrella.

>        Lo que dicen es aplicable a cualquiera y en cualquier momento.   Es uno mismo el que “se pone el saco y dice que sí le queda”.

>        No es ciencia, pues ya vimos que cada horóscopo pone lo que quiere.   Más bien son cuentos y charlatanerías hechas para todos aquellos deseosos de creer en algo.    Y para todos los que quieren creer en algo, les decimos que ahí tienen a Dios, Él si es verdadero y no falla.

>        Los horóscopos, la astrología, la lectura de cartas, etc.    ESTAN PROHIBIDAS POR DIOS, por lo que ni por curiosidad se debe recurrir a ellas.   Recuerda el dicho que dice que “la curiosidad mató al gato”.

 

6.      Oración final.

 

 


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